Por qué deberías levantar la alfombra.
Quizá eres demasiado joven para recordarlo.
O puede que tengas edad para haberlo visto por la tele y no podías dejar de mirar con asombro.
Te estoy hablando de la final del Roland Garros de 1990.
La jugaba André Agassi, con solo 20 añitos. Y lo hizo con una peluca en la cabeza que provocó dos cosas:
Dejar en evidencia que le avergonzaba estar quedándose calvo hasta el punto de optar por jugar una final de tenis con ella…
… y perder el partido por estar más pendiente de que no se desmoronara con cada revés que daba.
5 años más tarde, cansado de las coñas, Andre Agassi se afeitó la cabeza y aceptó que era calvo. En su libro Open afirma que nunca se sintió más libre en su vida y que le quitó un peso de encima. No aclara si en sentido literal o figurado.
Bien.
¿Qué valiosa lección de ventas se oculta aquí?
Que nada llama más la atención sobre un defecto que querer ocultarlo a toda costa.
Como cuando prefieres pasar por alto ese aspecto de tu producto al que le ponen pegas. O cuando te hacen una pregunta directa y tú te sales por la tangente como un político.
Eso huele a gato encerrado. O a peluca mojada.
Entonces…
Por mucho que no levantes la alfombra, no deja de haber polvo debajo. Hay que levantarla. Y limpiar el suelo.
Hoy, hay que hablar bien de tus productos y servicios (o de lo que quieras) para convencer… pero también hay que hablar mal. Es tremendamente efectivo y puedes aprender a hacerlo con elegancia -de tal forma que inspires confianza en la persona que tienes delante- inmediatamente después de prestar atención a la Clase Magistral de Persuasión de Eduardo Rosser. Eduardo lleva más de 21 años formando a ejecutivos de compañías como Coca-Cola, Spotify, Nestlé, Heineken, IBM, Inditex o Telefónica en ventas y persuasión.
También puedes seguir echando bolas fuera y pendiente de la peluca hasta que pierdas el partido.
Eso también.
Para los que buscan cerrar más ventas sin oler a gato encerrado, aquí los detalles de esta Clase Magistral: